Rosh Hashaná
Rosh Hashaná
Rosh Hashaná
Hay palabras que trascienden los siglos y, aún hoy, nos invitan a reflexionar sobre ellas como si hubieran sido escritas esta mañana. Maimónides nos recuerda: “El camino del sabio es considerar el fin de sus actos desde su principio.”
Rosh Hashaná no es solo una fecha en el calendario judío; es un punto de partida, una puerta que se abre, un nuevo comienzo. Un instante sagrado en el que el tiempo se despliega como un libro en blanco y nos llama a escribir con nueva tinta lo que vendrá. Es el momento de dejar atrás las páginas manchadas de dolor, de tristezas, de amarguras… de odios gratuitos. Es el instante preciso para soltar el peso que ya no debemos cargar y para recoger, con esperanza, los sueños que aún aguardan por florecer. Porque cada año que nace no es una simple repetición del anterior, sino la oportunidad de comenzar de nuevo, con la mirada puesta en lo alto y el corazón lleno de ilusiones.
Este nuevo año, pidamos a Hashem la claridad para elegir con sabiduría, la valentía para sostener lo correcto aun cuando el camino se vuelva cuesta arriba y parezca más sencillo rendirse, y la ternura para no olvidar que la meta última de nuestros actos es siempre el bien y la justicia. Que no falte en nosotros la fuerza para mantenernos firmes cuando arrecie la tormenta, ni la humildad para inclinarnos cuando toque pedir perdón. Que sepamos descubrir en cada tropiezo una lección, en cada lágrima una semilla de esperanza, y en cada gesto de bondad un reflejo de la luz con la que Hashem ilumina nuestro andar. Porque incluso en la oscuridad más profunda, la luz de Hashem no se apaga: nos guía, nos sostiene y nos recuerda que nunca estamos solos en el camino.
Y al final, recordemos algo sencillo pero profundo: la vida no fue hecha para caminar de espaldas. No es mirando una y otra vez lo que quedó atrás como se alcanza el anhelado horizonte del porvenir. Hashem nos dio ojos al frente, no atrás, para enseñarnos que el tiempo verdadero corre en dirección al mañana; y que nuestra tarea más sagrada es aprender a mirar, con fe y esperanza, todo lo que aún está por nacer.
Solo me resta desearles, en este día, un Shabat Shalom; y para el nuevo año que está a solo unos pocos días de iniciarse, que cada uno encuentre en su corazón la fuerza, la fe y la ternura para transformar su vida en un canto de luz, de aliento y de bondad.
D. M.

